Referirse a los tipos de aceite de oliva que existen en el mundo no es asunto azaroso ni depende de preferencias personales.
Una estricta normativa europea avala la calidad y nitidez en la comercialización de las diferentes clases, basada en el proceso de extracción, la acidez y otros parámetros logrados mediante análisis físico-químico en laboratorios calificados.
Al mismo tiempo, un panel de cata integrado por técnicos expertos evalúa los aceites de mayor calidad, precisando sus parámetros organolépticos compuestos por sus olores y sabores.
Estas pruebas son fundamentales para comprobar que el aceite de oliva observa todos los requisitos para la buena salud como una de las fuentes importantes de los ácidos linoleico y linolénico, así como de la vitamina E, antioxidante natural que garantiza su buen estado de conservación, y de otros nutrientes tan apreciados como los polifenoles.
En los tipos de aceite de oliva también interviene una variedad de factores que abarcan desde la siembra hasta la producción, pasando por su distribución a los mercados mundiales.
Categoría superior.
A través de los estudios regidos por la normativa europea puede conocerse de manera confiable cuáles tipos de aceite de oliva pueden considerarse de categoría superior.
Este aspecto se determina analizando si estos productos son obtenidos a partir de las mejores aceitunas y exclusivamente mediante procedimientos mecánicos, para alcanzar aceites con óptimas propiedades organolépticas y de gran valor para nuestra salud.
Virgen extra.
El aceite de oliva virgen extra se consigue únicamente mediante procedimientos mecánicos y posee un grado de acidez máximo del 0,8%.
Se trata de un parámetro que se consigue mediante estudios de científicos, y está directamente vinculado a la cuantía de ácidos aceitosos libres que existen en el aceite. Cuando hay menos acidez, se eleva la calidad del fruto y también la calidad del aceite de oliva producido.
Virgen.
El aceite de oliva virgen se extrae bajo los mismos métodos que el virgen extra, pero su grado de acidez usualmente se ubica por encima del 0,8%, sin superar nunca el 2%.
De acuerdo con los expertos, un aceite de oliva virgen se diferencia de un virgen extra, en que el virgen muestra fallas en su sabor u olor.
No obstante, un aceite de este tipo posee la propiedad suficiente para ser usado por el público sin ningún recelo, pues constituye igualmente un néctar de aceitunas, aunque no tuvieran una calidad óptima.
Lampante.
En el caso del aceite de oliva lampante, se trata del zumo proveniente de las aceitunas de peor calidad, que habitualmente son las últimas aceitunas de la campaña, recogidas del suelo o en vías de fermentación.
Esto da como resultado un aceite que presenta una acidez superior al 2% y variados defectos, por lo cual no es un producto apto para el consumo humano.
Finalmente, debemos mencionar una categoría comercial para un aceite de oliva que muchas veces es denominado refinado + virgen.
Esta es una combinación de aceites de oliva vírgenes con aceites refinados logrados desde aceites imperfectos (lampantes) a través de procesos químicos o térmicos con un grado de acidez máximo del 1,5%.
Aunque estos métodos logran modificar la acidez y otros parámetros físico-químicos, las investigaciones han determinado que este aceite pierde buena parte de los compuestos orgánicos y antioxidantes naturales que exhiben los aceites de calidad superior.
Conocer los tipos de aceite de oliva es primordial para poder seleccionar el aceite de calidad superior que requiere nuestra salud.